Todo el sistema informático de cualquier empresa se sustenta en un software y hardware específico, que se denominan servidores. Este tipo de equipos se encarga de gestionar una gran cantidad de información y prestar servicio a los equipos nombrados clientes, que son todo el conjunto de ordenadores que se conectan a la red informática de la empresa. Existen diferentes tipos de servidores, en función de diferentes aspectos a tener en cuenta:
• El uso al que se destinen, los requisitos de mantenimiento (copias de seguridad, portabilidad, etc.)
• La ubicación física (dependiendo de criterios como rendimiento, seguridad, privacidad de datos, etc)
• La necesidad de la disponibilidad de dichos servidores (puntual o constante)
Teniendo en cuenta estos aspectos principales, existen diferentes soluciones para cada necesidad.
Servidores cloud o servidores en local
La instalación en local del conjunto de servidores que una empresa necesita para su normal funcionamiento ha sido una solución que, tradicionalmente, se ha ido implementando en entidades con unas necesidades tecnológicas razonablemente constantes: servidores para aplicaciones de contabilidad, servicios ofimáticos, compartición de ficheros por un grupo conocido y poco variable de usuarios, o similares.
Este diseño requiere de una inversión proporcional a los recursos necesitados, ya que la instalación de todo el hardware y software necesario en la propia empresa representa elevados costos en licencias de software, mantenimiento de los sistemas informáticos, altos costes de personal para la gestión y administración de la red e instalaciones adecuadas en espacio y climatización. Todos estas cuestiones pueden ser rentables en determinadas empresas que, por su volumen y estructura, requieran de este tipo de servidores en local, pero, en la mayoría de las ocasiones, existen otras soluciones mucho más prácticas y económicas.
Cuando las necesidades del negocio son difíciles de dimensionar, especialmente si no se dispone de un administrador de sistemas senior que sea capaz de valorar la situación, un inversión considerable puede llegar a ser arriesgada.
Es el caso de los servidores web. Existen numerosas empresas especializadas que ofrecen servicios de hosting que eximen a la empresa de una serie de responsabilidades y costes, porque éstos son asumidos por el proveedor del servicio de alojamiento. Igual ocurre con otros tipos de servidores, como los de correo. Estas soluciones, básicamente, consisten en el alquiler de una serie de equipos e instalaciones o parte de esos equipos y del software necesario para gestionar los procesos y aplicaciones. Este tipo de opciones hace que la inversión que tiene que realizar la empresa sea mucho más reducida, ya que, únicamente, se hace cargo del gasto correspondiente al alquiler de los servicios. Los servidores que pueden contratarse con este tipo de organizaciones están alojados en un espacio físico gestionado por la empresa proveedora, pero también es posible realizar la contratación de servidores en la nube, con otras ventajas y prestaciones.
Elecciones posibles al contratar servidores para empresas
Dependiendo de la tipología de los servicios contratados, así será el importe mensual que la empresa tendrá que abonar al proveedor. Unos de los tipos de servidores más extendidos son los servidores compartidos. En esta modalidad, la contratación se realiza sobre un recurso y no sobre un equipo físico en concreto. Están especialmente indicados para pequeñas empresas y la reducción de costes se consigue porque un único servidor es utilizado por diferentes clientes, los cuales comparten los recursos disponibles. Este tipo de servicio suele ser muy habitual en el alquiler de servidores web.
Los servidores cloud o en la nube son otros tipos de servidores compartidos que, gracias al avance de las tecnologías y comunicaciones, cada vez están siendo más utilizados. Su principal característica es la escalabilidad. Es posible que diferentes servidores sean colocados en línea, de manera que los recursos que proporciona cada uno de ellos son acumulables. Este tipo de servidores permite que se externalicen, prácticamente, todos los servicios TI de las empresas, lo que supone una reducción considerable de los costes, tanto en infraestructura como en personal. El mantenimiento de los sistemas es responsabilidad del proveedor, por lo que se incluyen en el contrato garantías mínimas de nivel servicio. El soporte técnico también está incluido en la contratación.
Los servidores cloud ofrecen la infraestructura para que los servicios de TI de las empresas puedan escalar con facilidad, siempre y cuando dichos servicios estén preparados para aprovechar esta arquitectura. No todos los servicios o aplicaciones han sido pensados para sacar partido de la infraestructura de los servidores cloud, y este es un aspecto muy importante a tener en cuenta e ignorado por muchos CEOs. Para que un servidor cloud escale (cumpla con su principal virtud), sus aplicaciones deben estar preparadas para el cloud.
Usar un servicio existente y preparado para el cloud, disponible en servidores cloud, puede ser una gran inversión. Por otro lado, desarrollar una aplicación a medida preparada para el cloud, desconociendo si se necesita realmente la escalabilidad de los servidores en cloud, puede ser un gasto extra importante e innecesario. En caso de duda, lo más recomendable es que consulte con un ingeniero informático cualificado.
Los servidores dedicados han sido durante mucho tiempo la opción más completa de las existentes. Estos servidores pueden estar instalados y gestionados por la propia empresa o contratarse con proveedores especializados. En el caso de tenerlos instalados en la empresa, se requiere de una gran inversión inicial, gastos en actualizaciones de hardware y software y disponibilidad de una plantilla especializada que se encargue del correcto funcionamiento del sistema las 24 horas del día. Si los servidores están externalizados, muchos de estos costes se eliminan, pero en comparación con servidores compartidos o cloud, el gasto necesario es bastante más elevado.
Elegir un servidor, según el tamaño de la empresa
En función del tamaño de la empresa y del volumen de información que se maneja, así deberá ser la elección a realizar. Los servidores compartidos están diseñados para pequeñas empresas, mientras que los dedicados pueden soportan grandes volumen de transferencia de datos y están más indicados para empresas de mayor tamaño. Los servidores cloud tienen la ventaja de que se adaptan a todos los tamaños y los costes, únicamente, se imputan según los recursos utilizados, lo que permite que el crecimiento de la empresa no se vea limitado por cuestiones técnicas.