La impresión 3D, poco a poco, va democratizándose y cada día aparecen nuevas líneas de investigación y prototipos para poder incorporarlos a la vida diaria de las personas.
Una impresora 3D es la manera de transformar un diseño electrónico en 3D en una realidad. Así, si se diseña por ejemplo una figura de un soldado en el ordenador, se puede imprimir consiguiendo que se pueda colocar en una estantería. Pero también son capaces de crear las partes de un avión, prótesis o, incluso, órganos humanos a partir de células. Es decir, parece que se ha conseguido el sueño de la humanidad de conseguir crear objetos de la nada.
Además, las impresoras 3D tienen la ventaja de que permiten imprimir en unos 100 tipos de materiales diferentes.
Su funcionamiento es complejo, aunque se puede explicar de una forma sencilla: descomponen los objetos tridimensionales en capas y crean, capa a capa, una encima de otra. Al terminar la impresión, el objeto está completo.
En cuanto a los tipos de impresoras, se encuentran varios modelos en el mercado:
- FFF (Fused Filament Fabrication o impresión por deposición de material fundido).
Son las impresoras 3D más comunes en el ámbito doméstico. Los materiales que utilizan suelen ser ABS y PLA, que se encuentran almacenados en rollos. La impresora funde estos materiales y los expulsa en forma de hilos minúsculos, que se solidifican, según van formándose las capas.
- SLA (impresoras 3D por Estereolitografía).
Gracias a este método de impresión, el primero en utilizarse, se consiguen piezas de muy buena calidad, pero tienen un problema: se desperdicia material, según el producto que se vaya a fabricar. Parten de un cubo de resina líquida sensible a la luz, a la que se le aplica luz ultravioleta, que solidifica la resina, capa por capa. Una vez está terminada una zona, el mecanismo mueve el cubo para solidificar un nuevo baño de resina, hasta que se alcance la forma diseñada.
- SLS (Selective Laser Sintering o sinterización selectiva por láser).
Ya se utilizaban en los años 80 del siglo pasado y, aunque es muy parecida a las SLA, tiene unas grandes ventajas sobre este tipo: permite utilizar variedad de materiales en polvo, como el poliestireno, la cerámica o el cristal; y no se desperdicia nada de material, ya que el sobrante vuelve a almacenarse en el depósito. Su funcionamiento consiste en la solidificación del polvo por el láser.
Con las impresoras SLS se consigue mayor velocidad de impresión y precisión en las piezas.
- Por inyección.
Son las impresoras 3D más parecidas a las de papel: en vez de inyectar gotas de tinta en un papel, según el documento que se está imprimiendo, crean capas de fotopolímero líquido que se van construyendo en la bandeja de impresión.
¿Qué se puede crear con una impresora 3D?
Prácticamente, de todo. Aún hay muchos prototipos, pero la tecnología avanza tan rápido que parece que, en pocos años, incluso, se podrá imprimir la ropa de cada día o la comida; también órganos humanos o piezas para barcos o aviones.
Las impresoras 3D en uso doméstico pueden proporcionar ya piezas que se utilizan a diario, como una funda para el móvil, una taza o un portabolis.
En el ámbito industrial, las impresoras 3D se utilizan para ver el acabado de un diseño creado por ordenador y para probar elementos que se vayan a acoplar.
Pero, sin duda, los usos más destacados de la impresión 3D a día de hoy son los ámbitos de la sanidad y humanitarios. Es habitual ver en las noticias la impresión de prótesis personalizadas, mucho más baratas que las prótesis habituales y que se utilizan en países en vías de desarrollo; también se hacen diseños de lesiones en cerebros, por ejemplo, para que los cirujanos puedan saber cómo operar antes de abrir al paciente en una intervención quirúrgica.
Me quiero comprar una impresora 3D, ¿cómo elegir la adecuada?
Dependiendo del uso que se le quiera dar y del presupuesto del que se disponga, hay que tener en cuenta varios opciones:
- Las impresoras 3D de filamento (FFF) son las más baratas y son ideales para el uso doméstico. Se puede destacar la UP Mini, de EN TRESD (660€ + IVA).
- Si se tiene un presupuesto más ajustado, se puede intentar montar la impresora. Los modelos RepRap son de sofware libre y, con ellas, se pueden montar las piezas para crear la impresora que se necesita. Incluso, una nueva para otra persona. Su precio ronda los 400€.
- Crowdfunding. Apoyar a los creadores y conseguir impresoras 3D a precios reducidos.
- Para un uso profesional, el modelo Witbox de BQ (1.690€) es una opción muy interesante.
La tecnología de la impresión 3D, sin duda, va a evolucionar y mucho en los próximos años; y seguro que con resultados sorprendentes.